Agaz Noticia, Opinión

Por Miriam Martínez

Responsable del departamento de Strategy and Operations de Agaz [ ]

Canadá acaba de promover una iniciativa para atraer a compañías a que le ayuden a desarrollar un sistema (MintChip) que le permita sustituir su moneda para las pequeñas transacciones. La idea de empezar a sustituir algo que lleva en circulación unos 2.600 años no es nueva. El plástico nació con el mismo propósito, pero se ha convertido en un medio más de pago. Sin embargo, el rápido desarrollo de las nuevas tecnologías y la expansión de las redes de telefonía móvil (sobre todo en países con bajo desarrollo, que sería donde supuestamente más tardarían en adaptarse) están acelerando el proceso de cambio y ha favorecido la creación de nuevos sistemas de pago.

Entre estas herramientas encontramos algunas como Google Wallet, que tras llevar un año en funcionamiento en Estados Unidos, será lanzado al mercado europeo en las olimpiadas. MPesa, herramienta presente en Afganistán, Kenia, Tanzania, Uganda y Ruanda cuenta, sólo en Kenia, con más de 14 millones de usuarios. En países como este último, mientras que el número de cuentas bancarias crece lentamente, las personas con teléfono móvil lo hacen a ritmos superiores al 15% anual. Actualmente, un 30% de la población keniata usa el móvil. África ha pasado de ocupar el último puesto a colocarse en la vanguardia del comercio móvil en sólo tres años.

Lo que está claro es que no será fácil cambiar un hábito que ha ayudado a la supervivencia de la moneda durante tantos años. El cambio nos llevaría a un «gran hermano», con lo que ello conlleva. Por ejemplo, se podrían controlar fácilmente todas las transacciones y evitaría tener que tomar medidas como las adoptadas en el plan de lucha contra el fraude fiscal.

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