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Por Marcos Galera, Socio Director de Agaz

El de las titulaciones deportivas es un problema que viene larvándose en el mundo del deporte español, y más concretamente en el fútbol, desde hace décadas y que ahora parece a punto de explotar. Básicamente es una confrontación entre centros de conocimientos y centros de acreditación profesional.

A la hora de conseguir una acreditación deportiva (por ejemplo, de entrenador o preparador físico) es posible hacerlo en dos tipos de centros. Los primeros son aquellos auspiciados por la Real Federación Española de Fútbol, bien con intervención directa de la Federación o a través de algún convenio de colaboración, mientras que los segundos son centros generalistas sin ninguna filiación federativa pero acreditados estatal e internacionalmente para impartir clases y expedir titulaciones equivalentes a las de los primeros. El problema surge porque la encargada de repartir las licencias para desempeñar profesionalmente esos cargos pone bastantes trabas a quienes han estudiado en estos últimos centros, hasta el punto de que en ocasiones es imposible desempeñar uno de esos trabajos sin haber pasado por lugares “patrocinados” por la misma federación.

Es decir, tal y como dijimos con anterioridad nos enfrentamos a un caso en el cual hay duplicidad de títulos: uno válido de acreditación de conocimientos y otro que, además, posibilita el acceso al desempeño profesional derivado de esos conocimientos. Es decir, un agravio comparativo.

Evidentemente esta situación resulta bastante anómala, y es casi extraordinaria en el ámbito europeo. Recientes estudios e informes han puesto en duda la capacidad legal de la Real federación Española de Fútbol para realizar dicha criba, cuestionando incluso la posibilidad de que sea esta institución la encargada de otorgar en su caso las convalidaciones de estudios realizados fuera de su “ámbito de influencia”.

Sin embargo entrar a modificar esta situación resulta bastante más difícil de lo que a primera vista podría parecer. Y es que aunque el gobierno Estatal tiene las competencias necesarias para realizar dicho cambio, lo cierto es que la Real Federación Española de Fútbol es un ente casi autónomo, con el mismo gobierno desde hace más de treinta años, con una gran influencia en los poderes deportivos internacionales y con un brutal peso en la opinión pública española. Es decir, que si en su momento UEFA o FIFA decidieran apoyar a la RFEF en un conflicto con el gobierno, y a resultas del mismo los clubes españoles quedaran marginados en las grandes competiciones internacionales el movimiento de protesta podría ser muy llamativo (y sólo hay que recordar cómo hace años Vigo y Sevilla se echaron a la calle en defensa de sus equipos en lo que acabó siendo la Liga de 22). Así las cosas urge llegar a aun acuerdo entre ambas partes para no entrar en la vía ejecutiva. Una vía ejecutiva que, pese a todo, debería usarse, aun como último recurso, si es la única forma de alcanzar una igualdad en la enseñanza y acreditación deportiva que hoy en día no existe.

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